Las meteduras de pata son como una caja negra con la que poder conocer el déficit de autoridad sobre nuestras vidas. Si a veces tú también metes la pata, no te puedes perder el último libro que acaba de publicar Ediciones Corona Borealis. Con humor y sin complejos, a través de la reflexión y las historias de personajes conocidos y de la vida cotidiana, la socióloga Ángeles Rubio repasa la geografía del error, para que ésta sea una oportunidad de libertad y rescate emocional. Las meteduras de pata no son un problema personal, sino un vicio colectivo resultado de una sociedad equivocada, sin rumbo y carente de proyecto; el síntoma de unos tiempos en los que es muy difícil no pifiarla, sumergidos en la «lógica del supermercado» donde todo vale mientras se pueda comprar, donde ninguna decisión parece la acertada. Pero las cosas están cambiando. Sin líderes ni jefaturas, muchas personas están tomando el poder sobre sus vidas y tejiendo nuevas relaciones con significado: familiares, sexuales, de amistad, ocio, trabajo, económicas o de consumo.
Si ahora mismo estás solo leyendo estas líneas, tenemos dos noticias que darte —y las dos son buenas—. La primera es que en este instante estás inmerso en tu soledad positiva. La segunda es que la soledad es una afección que se puede combatir y de la que se puede salir fortalecido. ¿Cómo? Por ejemplo, leyendo atentamente este libro, con todos los sentidos, dejándote llevar por la magia de su fábula hasta encontrar esa región de nosotros mismos que habíamos cerrado con llave. La soledad positiva propone un viaje de ida y vuelta al país en el que la felicidad decidió establecer su residencia permanente para enseñarnos que lo que nos falta —muchas veces— nos lo pueden dar los demás, pero también nosotros mismos.
José Rubio Sánchez y José Miguel Cuesta Puertes nos sumergen en una de las civilizaciones más míticas: la Atlántida. Hace más de 80.000 años, según las leyendas y tradiciones de muchos pueblos que aún guardan el recuerdo de lo ocurrido, una gran civilización extendió su imperio por mares y tierras, dominando varios continentes: Atlántida. Su nombre resuena despertando una memoria olvidada. La patria de los hijos de Poseidón. ¡Atlántida! Fantasía para unos, realidad para otros. Quizá una civilización que vino de las estrellas o que alcanzó las cumbres de la ciencia y la tecnología para luego caer en el abismo de la barbarie; quizá la cuna de la magia, o tan sólo un arquetipo, un bello sueño idealizado de lo que podrá ser un mundo futuro.







